martes, 23 de junio de 2015

El tratamiento a los privados de libertad bajo la dictadura proletaria


El rezago científico de nuestro país respecto a los países capitalistas, es una gran desventaja que tiene que enfrentar el partido comunista marxista leninista inmediatamente después de tomar el poder político y haberlo puesto en manos de la clase obrera, los campesinos y las comunidades organizadas.

El atraso científico, expresado en la debilidad industrial y agrícola, que explica a su vez la inexistencia de fábricas militares y civiles por un lado y por el otro, la inexistencia de la posibilidad de garantizar la soberanía alimentaria de la nación, es la primera prueba difícil y de la que depende la revolución.

Es indiscutible que el enemigo imperialista aprovechará al máximo esta ventaja material y técnica que posee, para asestar un golpe de gracia al Estado socialista por medio de acciones militares o bloqueos económicos. Ante esto, la dictadura del proletariado deberá poner inmediatamente en marcha un gigantesco plan de desarrollo industrial de la nación. Ese plan está claramente definido en el programa del PCMLV, el partido dirigente del régimen socialista.

El desarrollo de la industria pesada y media, así como la tecnificación e industrialización del campo, aprovechando todos los recursos que posee nuestro país, reduciendo a la mínima expresión la dependencia externa, no es una tarea fácil y requiere enormes sacrificios y esfuerzos del pueblos trabajador. En este accionar entra en juego el papel represivo de la dictadura proletaria, para eliminar a los saboteadores y reprender ejemplarmente a quienes demoran por mínimo que sea el avance del plan de desarrollo económico.

Salir del atraso industrial y agrícola, requiere a su vez, aprovechar la fuerza de trabajo de todos los miembros de la sociedad. Esto es una condición indispensable para lograr el objetivo.

Junto a la clase obrera y los campesinos, que serán con su trabajo, la punta de lanza del heroísmo y desprendimiento abnegado para la construcción de las bases industriales y técnicas del Estado proletario, se deberán incorporar los estudiantes, amas de casa, personas con algunas discapacidades e intelectuales. Igualmente, deberán incorporarse al trabajo productivo, de manera obligatoria y a tiempo completo, los líderes religiosos y los privados de libertad.

¿Por qué deben trabajar los privados de libertad?

Resarcir el daño cometido a la sociedad, en el marco del socialismo, no será el encierro embrutecedor que se usa en el capitalismo, que conduce al ocio absoluto y a la reproducción de los problemas sociales dentro de los centros penitenciarios que se supone, deben ser para la reinserción social. De esta manera, ciudadanos que cometen delitos menores como un robo de una cartera, un celular, o que llevaban una dosis de drogas superior a la permitida, al entrar a la cárcel, en lugar de recapacitar y superar sus debilidades sociales por medio de la reeducación, se convierten en auténticos maestros del crimen.

La existencia dentro de los centros penitenciarios de bandas armadas, lideradas por pranes (jefes), que se disputan el mercado de las drogas, interno y externo, que operan secuestros, sicariato, extorsión y todo tipo de crímenes hacia afuera, es un resultado lógico del encierro y la falta de trabajo productivo.

“(El trabajo) Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre”. Estas palabras de Engels son absolutamente reales, por tanto, incorporar la fuerza de trabajo de los privados de libertad al proceso de industrialización es la única garantía científica de su verdadera reinserción social, a la vez que sirve para que contribuyan como mano de obra de la sociedad del futuro.

El programa del PCMLV para la construcción del socialismo, en su apartado número tres, dice: “Integración de los privados de libertad al trabajo como forma de reeducación e integración productiva a la sociedad”. Esta será la acción más justa para esos miles de hombres y mujeres condenados a un encierro improductivo que se convierte en un gasto enorme de recursos para su manutención, que no son retribuidos al Estado. 

Esto debe aplicarse sin excepción a todos los privados de libertad, incluyendo con más razón aun, a aquellos que han cometido crímenes políticos, explotación del hombre por el hombre, asociación a bandas proburguesas, narcotraficantes y conspiraciones que afecten el orden socialista establecido.

En tiempos de estabilidad y construcción, la pena de muerte deberá reducirse al mínimo, sino eliminarla, para disponer de mayor mano de obra para la industrialización.

Pedro Meléndez
Acero Revolucionario Nro 33

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