lunes, 4 de mayo de 2015

Editorial Acero Revolucionario N° 32, mayo de 2015

Órgano interno del Comité Central del PCMLV



El carácter de clase de la democracia, la unidad y el socialismo


El llamado es a ponernos a la cabeza de las profundas transformaciones que se requieren para derrotar la ofensiva imperialista en curso y aplastar sus expresiones fascistas. 

La democracia.

Para la burguesía, la democracia es su derecho a seguir explotando a la clase obrera, a los campesinos y oprimir al pueblo; amparada en leyes, con la protección de la fuerza pública. Con esto, se permiten imponer “el matraqueo”, acaparar los productos, poner precios a su antojo y enriquecerse a partir de las necesidades del pueblo. 

Para la pequeña burguesía, la democracia es garantizar su propia estabilidad económica sin importar el resto de la sociedad, estando siempre del lado del poder, aunque sea como mandaderos. Se nutren del parlamentarismo, del show mediático, de las corruptelas. Al igual que la burguesía, coincide en defender su derecho a vivir del trabajo ajeno. Aunque en lo aparente chocan, se hacen reclamos, se acusan y fustigan. Todo se queda en meros señalamientos verbales de corrupción, narcotráfico, etc., pero en lo real comparten los privilegios.

Para la clase obrera, la democracia empieza al desplazar totalmente del poder a la burguesía, encumbrando al pueblo hacia la toma de decisiones sobre la administración de las empresas y lograr la satisfacción de las necesidades de las mayorías. Para que esto sea realidad, debemos primero tomar el poder de forma revolucionaria, para someter a quienes sabotean las decisiones y el proyecto revolucionario. 

La Unidad.

Para nosotros, la unidad es con los explotados, unidad de clase y popular, jamás unidad con la burguesía y los explotadores. Esto no niega la unidad nacional, pero la subordina a la unidad popular y a partir de ésta, la unidad por la defensa de los intereses nacionales de las mayorías, en la cual está a la cabeza el proletariado.

La burguesía y pequeña burguesía quieren una “unidad de todos”, de burgueses y proletarios, de explotados y explotadores, unidad que implica mantener la opresión, la conducción de quienes son los dueños del capital y por eso dueños a su vez del poder, haciéndose pasar algunos como nacionalistas, como patriotas, cuando en realidad son capitalistas.

Nuestro aporte a la lucha nacional es un aporte a la lucha del proletariado internacional, porque la tarea de la clase obrera pasa por organizar la revolución y tomar el poder para construir el socialismo en su propio país y desde ahí fortalecer la revolución mundial.

El Socialismo.

Los comunistas marxistas leninistas de Venezuela nos ubicamos en las posiciones de confrontación directa con el capitalismo, aquí, en la región y en el mundo, porque pertenecemos a la clase con vigencia histórico-universal; porque somos partido con presencia internacional por medio de la CIPOML, siempre combatiendo la explotación cualquiera sea las formas que utilice para enmascararse, siempre contra el capitalismo, el imperialismo y sus diferentes bloques, luchando por sentar las bases del socialismo. 

En importante denunciar la engañosa idea de que es posible el socialismo sin someter por la fuerza a la burguesía, sin instalar la dictadura del proletariado. En esta idea, centro de la concepción reformista y socialdemócrata, se expresan intereses de clase burgueses. La concepción socialista científica nos hace poner en práctica las ideas de la lucha de clases y la revolución proletaria, atraer a los más consecuentes y a las masas populares para tener claro que sin someter por la fuerza a los burgueses hablar de socialismo es ingenuidad.

Otra de las premisas fundamentales del socialismo, es que cada quien recibe de la sociedad en correspondencia con el trabajo que aporta; “a cada quien de acuerdo a su trabajo”. En Venezuela esta premisa ha sido cambiada por una práctica demagógica basada en pretender satisfacer las necesidades de todos sin ninguna relación con el aporte que hagan a la sociedad con su trabajo, consolidando así una cultura de la “viveza”, del arribismo y del populismo, deformando los valores revolucionarios. 

La clase obrera, la que suda hasta lo indecible para generar los medios de vida que requiere toda la sociedad, tiene un papel fundamental al dirigir y educar al resto del pueblo, donde existe un nivel bastante alto de deformación de algunos sectores de los trabajadores, donde dirigentes son cooptados por medio de prebendas para servir a los intereses de la burguesía, (aristocracia obrera: sector aburguesado y burocratizado por una forma de vida vinculada a la corrupción). Por tal razón, es mayor aún la importancia de la clase obrera fabril, que tienen disciplina y conciencia de clase.

Es innegable que sin la clase obrera, el aparato económico colapsaría y por tantp, sin nuestra dirección, hablar de socialismo es una ficción, es un engaño de los reformistas para que el capitalismo siga vigente.

La clase obrera venezolana, con cualidades propias y características labradas en décadas de lucha, está obligada a llevar adelante la revolución socialista, para lo cual es necesario romper con la subordinación a partidos burgueses y pequeño burgueses que embotan el accionar con ideas reaccionarias, reformistas y socialdemócratas. Trabajar en consolidar el marxismo leninismo para colocarnos a la cabeza de las luchas, es una necesidad que sólo los verdaderos revolucionarios llevarán a cabo, porque la única forma de lograr la verdadera soberanía nacional pasa por destruir el Estado burgués, que muchos aspiran administrar para provecho de sus negocios.

¡El socialismo sólo se construye con la alianza obrero campesina en el poder y el pueblo en armas!

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